miércoles, julio 09, 2025

Sta. Verónica Giuliani y sus embates con el demonio 2/2


Sor Florida nos dice: un día fui con Sor Verónica a hacer la devoción de la flagelación de nuestro señor, Dándonos disciplina en un lugar del noviciado. Estábamos las dos solas y de pronto se oyó una voz que decía, estás condenada, estás condenada y para que sepas que es verdad, mira el infierno. De pronto se abrió el pavimento de la habitación y vimos una horrible llamarada de fuego. Yo me quedé espantada y comencé a llorar, pero sor Verónica me abrazó y me dijo no temas, no temas, que ahora mismo va a desaparecer. Y aunque estábamos en la oscuridad y no  que hiciera la señal de la Cruz, todo desapareció en un instante. Y ella, sin inmutarse, continuó con la disciplina.  

A veces el demonio se presentaba bajo la figura de Jesús, de Su Madre, de alguna hermana o de Verónica misma. Ella refiere en el diario: a veces los demonios se presentaban con mi figura y hacían cosas nefandas entre ellos. El demonio se me presentaba en la noche con mi figura, vestido con vanidad y con los mismos vestidos que yo solía llevar Decía blasfemias y maldiciones contra Dios, y eso lo decía por mí, como si las hubiese dicho yo. Y representaba todos los placeres de que yo podía disfrutar. Me presentaba el demonio a jóvenes que había conocido en el siglo y al mismo tiempo se presentaba con mi figura vestida de seglar e invitaba a los jóvenes a hacer conmigo cosas abominables.

El padre Crivelli, su confesor, refiere un día estaba Verónica en su celda y entró a visitarla el demonio bajo la figura de la madre maestra de novicias. Le dijo que quería manifestarle algo confidencial: no debía estar tanto tiempo hablando con el confesor, bastaba acusarse de sus culpas, sin añadir nada más, porque el confesor le contaba después las cosas a la superiora y a otras religiosas, lo que podía suponer un problema a la hora de admitirla a la profesión. Ella se sintió muy desconsolada y fue al confesor a hablarle del asunto. El confesor le mandó que fuera a ver a la madre maestra y le manifestara el por qué le había dado ese consejo. La maestra le dijo que jamás le había dado semejante consejo y que no había estado en su celda. Por lo cual se pudo saber que había sido el mismo demonio. Durante el año de Noviciado, el demonio en forma mía vestido de novicia se fue a la celda de una hermana y le dijo todo el mal que pudo de la madre. Dicha hermana fue a ver a La Maestra y le confesó que yo, en persona, había estado en su celda y le había dicho muchas cosas de ella. Todo esto la disgustó mucho, quien estuvo 3 o 4 días sin que apenas me hablara. Le rogué que me dijese lo que tenía conmigo y ella me dijo cuánto le había referido la hermana. Afirmé no haber hablado con persona alguna y que ni siquiera había puesto un pie en las celdas de las hermanas y que tales cosas ni por sueños se me habían ocurrido con lo que se conoció que había sido el demonio en mi figura.

Sor Florida recuerda algunas veces cuando Sor Verónica no comía nada, algunas religiosas la encontraban en la cocina o en el comedor o en la despensa, comiendo lo que allí había, incluso la vieron comer antes de recibir la comunión. Con esto quedaba desprestigiada como mentirosa y engañadora, pero ella estaba tranquila y sonreía. Se lo dijeron al Confesor Padre Cappelletti y la observaron bien y resultó que ella estaba en otra parte cuando la veían comer, concluyendo que el demonio había tomado su figura para desacreditarla ante las demás.

Defendida por María y su Ángel, se me presentó una multitud de demonios que, con furia infernal, quería hacer presa en mí, María Santísima me defendió y con una orden los precipitó a todos al infierno. Después de lo cual, como madre amorosa me dio un beso.


 

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