Juzgad la gloria que deben esperar de Jesucristo las personas que la habrán glorificado en un camino tan espinoso.
Es entonces cuando nosotros reconoceremos cuánto nos habrá amado Dios dándonos las ocasiones de merecer una recompensa tan abundante. Es entonces cuando nos reprocharemos a nosotros mismos el habernos quejado de lo que debería aumentar nuestra felicidad, de haber dudado de la bondad de Dios, cuando nos daba las señales más seguras. Si, un día han de ser así nuestros sentimientos, ¿por qué no entrar desde hoy en una disposición tan feliz? ¿Por qué no bendecir a Dios en medio de los males de esta vida, si estoy seguro que en el cielo le daré gracias eternas?
Todo esto nos hace ver que, sea cual sea el modo como vivamos, deberíamos recibir siempre toda adversidad con alegría. Si somos buenos, la adversidad nos purifica y nos vuelve mejores. Nos llena de virtudes y de méritos. Si somos viciosos, nos corrige y nos obliga a ser virtuosos.
Extracto de "El abandono confiado a la Divina Providencia", Beato Claudio de la Colombiere
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