martes, julio 22, 2025

Las excelencias de Sta. María Magdalena (primera parte), 22 de Julio

 


La primera excelencia de Santa María Magdalena es haber sido la primera que buscó a nuestro Señor Jesucristo para el remedio de su alma.

Fue la primera entre todos los que oyeron y vieron a nuestro Señor Jesucristo que le buscó arrepentida de sus culpas, y con el fin de que se las perdonase. Fue muy rara esta mudanza, y muy notable, así por las circunstancias de la persona, que era de la mayor distinción y de relajada conducta, como por haber sido la primera que con este motivo buscó y se arrojó a los pies de nuestro Señor Jesucristo. Los demás le habían buscado, y le buscaban por entonces, con solo el fin de que los sanase en sus enfermedades corporales, les diese la vista, el habla, o el oído de que carecían, o los remediase en alguna necesidad temporal en que se hallaban.

Fue esta conversión, una de las más perfectas que se han visto y de que se hace mención en las Santas Escrituras. Nada le faltó de cuanto para serlo es necesario, porque se volvió a Dios con todos los fervores de su alma y se apartó enteramente de cuanto pudiera ser ofensa Suya.

Considera ahora, volviendo ya sobre ti la reflexión, cuán necesario te es imitar en cuanto puedas este ejemplo para poder salvarte.

La segunda excelencia de Santa María Magdalena fue haber sido perdonada en su conversión a culpa y pena. Se presenta su heroica admirable penitencia.

Considera, alma, la grande excelencia de esta amada Sierva del Señor en haber sido perdonada plenamente en su conversión de culpa y de pena: lo heroico y singular de su penitencia; y la necesidad que tienes de hacerla de las tuyas, para que Dios te salve y te perdone. Siendo una de los primeros que en la ley de gracia han obtenido de Dios tan señalado favor y tan raro beneficio. Su contrición perfectísima causada de su intenso y ardiente amor al Señor la dispuso y la proporcionó para tanta felicidad.

 

La tercera excelencia de Santa María Magdalena fue haberle concedido el Señor en su conversión diferentes gracias, dones y virtudes singulares.

Se trata de su fe heroica y singular. Considera, la recomendable excelencia de esta amada discípula del Redentor en las diferentes gracias y dones sobrenaturales con que enriqueció y hermoseó esta su bendita alma desde su maravillosa conversión: y cuán sublime fue con que mereció, y se dispuso para recibirlas, como también que esta es una virtud precisa con necesidad de medio para salvarnos. Destruyó en su alma la inclinación y propensión de todos los vicios capitales de soberbia, lujuria, ira, gula, y los demás. Le comunicó el singularísimo privilegio de ser preservada para siempre de toda tentación o sugestión torpe, impura y deshonesta: le infundió los hábitos de las virtudes teologales y morales en grado muy perfecto y levantado. Le dio una castidad angelical y limpísima, en la que se aventajó mucho a las Vírgenes más puras, una humildad profundísima y de corazón, una heroica y rigidísima penitencia, con las demás virtudes, con cuya penitencia había después de santificarse. Y le dio un odio santo al mundo y sus vanas felicidades, con un perfectísimo desprecio de todas ellas; un eficaz y verdadero deseo de los bienes del Cielo; y sobre todo un ardentísimo e intensísimo amor al mismo Señor que la espiritualizó, y como que la unió y transformó toda en Él.

La cuarta excelencia de Santa María Magdalena es haber sido defendida y alabada hasta tres veces su conducta por nuestro Señor Jesucristo. Se formula su profundísima humildad.

la humildad de la Santa Magdalena desde el principio de la vida espiritual en su conversión hasta el fin de ella en el desierto, donde murió. Aquel postrarse a los pies de su amabilísimo Redentor, llegándose no por delante, sí por detrás, como confesándose indigna de su presencia: aquel practicar los actos más humildes en presencia de los convidados, no ignorando que había de ser por ellos vilipendiada y criticada, ¿qué indica sino unos sentimientos los más propios de una profunda humildad?

Aplaudida y festejada de los Ángeles del Cielo, enriquecida y adornada de dones, de gracias y de virtudes por el Espíritu Santo, y amada, favorecida y regalada extraordinariamente en lo interior y exterior por nuestro Señor Jesucristo, jamás se apartó un punto la humildad de su corazón. Antes bien, tanto más se acrecentaba y perfeccionaba en ella, cuanto crecían y se multiplicaban los beneficios del Señor.

 





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Memorare / Acordaos

  M emorare, O piissima Virgo María , non esse auditum a sæculo, quemquam ad tua currentem præsidia, tua implorantem auxilia, tua petentem s...