En 1862, el papa Pio IX bendijo las revelaciones de Jesús a santa Brígida, y el año siguiente, El Gran congreso de Malines las recomendó.
Las devociones aprobadas son:
· ✔Las 15 oraciones. Un año de meditaciones diaria sobre la pasión y muerte de NSJC
· ✔Las 7 oraciones. 12 años de meditación diaria por la sangre derramada por NSJC en su vida
· ✔Los Dolores de Maria. Meditación sobre los 7
dolores más profundos de la Santísima Virgen.
La devoción de los 7 dolores de
Maria tiene innumerables gracias (como cada devoción de Santa Brígida) y se
conocen muchos testimonios que dan fe de esto.
Desde mi humilde punto de vista,
para iniciar una de las oraciones recibidas por revelacion Santa Brígida, la más fácil es
la de los dolores de Maria, ya que no tiene un tiempo estipulado y se puede
hacer en familia o en grupo/s de oración.
En otras entradas pondremos las
oraciones de la devoción del año y la de los 12 años (como se conocen
vulgarmente las mismas)
Virgen angustiada,
por los trabajos que padeciste huyendo con tu Hijo Jesús a Egipto, no
consientas que yo destierre de mi alma por el pecado a Cristo. Ave María.
Madre desolada, por
las amargas penas que sufriste en la pérdida de vuestro Hijo dulcísimo, haz que
si le perdiera por mis pecados, no descanse hasta hallarle de nuevo por medio
de una sincera confesión. Ave María.
Reina de los mártires, por tus Dolores con los que fue crucificada tu alma, cuando contemplabas a tu Divino Hijo clavado en la Cruz, haz que mortifique yo mis malas pasiones y viva crucificado con Cristo. Ave María.
Madre dolorosa,
por las lágrimas que tú mezclaste con la sangre de tu Hijo cuando le tenías
muerto en tus brazos, alcánzame luz del cielo para conocer la gravedad del
pecado, que fue la causa de Su muerte y de tu dolor. Ave María.
Virgen Santísima,
por la soledad en que quedaste dejando el cadáver de tu Hijo en el sepulcro, alcánzame
la gracia de llevar con cristiana resignación, las penas que por mis culpas he
merecido, esperando que se han de cambiar pronto en las alegrías de la gloria.
Ave María.
Oración final
Madre mía dolorosísima. Ya que en la persona de San Juan los engendra, nos
engendraste al pie de la Cruz con tan acerbos Dolores. Muéstrame que eres mi
amorosa madre y alcánzame la gracia que te pido en esta corona dolorosa, la
perseverancia en el amor y servicio de tu divino hijo Jesús, para tener la
dicha de alabarle eternamente en el Reino de su gloria. Amén.
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