sábado, julio 19, 2025

La amistad según los Santos


“Reprender y corregir, es señal de benevolencia y no de odio. El amigo y el enemigo nos humillan ambos, pero éste lo hace por burla, aquel, en cambio, por afecto.” San Clemente de Alejandría

“Todos los que no se avergüenzan de tener en vuestra presencia conversaciones obscenas y de pronunciar palabras de doble sentido y escandalosas; los que mienten o critican; los que prefieren juramentos, imprecaciones y blasfemias; los que tratan de alejaros de la piedad; los que os aconsejan el robo, la desobediencia a vuestros padres y el olvido de vuestros deberes…, todos estos son malísimos, amigos, ministros de Satanás, de quienes debéis huir, más que de la peste o del mismo diablo. AH! Con lágrimas en los ojos, os suplico distéis y huyáis de semejante compañía.” San Juan Bosco

“El que, con palabras, discursos, acciones, diese escándalo, no es un amigo, es un asesino del alma.” San Juan Bosco

“No siempre el que es indulgente con nosotros es nuestro enemigo, ni el que castiga es nuestro enemigo. Mejor las heridas del amigo que los besos tramposos del enemigo. Mejor amar con severidad que engañar con dulzura.” San Agustín

“¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios? Quien, pues, quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Carta del Apóstol Santiago, 4:4

“La hostilidad de los perversos suena como una alabanza para nuestra vida, porque demuestra, por lo menos, que tenemos algo de rectitud en cuanto somos incómodos para los que no aman a Dios; nadie puede ser agradable de Dios y a los enemigos de Dios al mismo tiempo. Demuestra que no es amigo de Dios, quien busca agradar a los que se oponen a Él: y quien se somete a la verdad luchará contra los que se oponen a la verdad.” San Gregorio Magno

“Quién es verdaderamente amigo, alguna vez corrige nunca adula.”  San Bernardo

“Como es tanta la penuria de los tiempos que hoy pasamo, requiere Dios amigos fuertes para sustentar a los flacos.”  Santa Teresa de Jesús

“¿Queréis salvaros? Dejad a los malos amigos que os sirven de tropiezo en el camino de la salvación; buscar al amigo verdadero y antiguo que es Dios; observad sus preceptos si queréis ser felices y disfrutar para siempre de la gloria eterna.” San Alfonso María de Ligorio


La mayoría de los santos no se hicieron santos solos. Si nos fijamos en sus historias, nos daremos cuenta de que casi siempre tenían a alguien a su lado. Alguien que les desafiaba, rezaba por ellos y los animaba a mantener los ojos fijos en el cielo.

San Juan de la Cruz tenía a santa Teresa de Ávila. Santa Clara tenía a san Francisco. San Basilio tenía a san Gregorio. San Agustín tuvo a santa Mónica. Y así sucesivamente. La historia tiene muchos más ejemplos de estos santos que vinieron en parejas o en grupos.

Sus historias revelan como la mayoría de las personas no están destinadas a caminar solas por el camino de la santidad. 





 

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