Primero Milagro
Luego de recibir
el Escapulario, San Simón Stock, volvía al convento y en el camino se encuentra
a un joven. Éste le pide ayuda para un familiar que, en trance de muerte, se
encontraba renegando de Dios, insultándolo y blasfemando.
El santo se
dirige con aquel joven a ver al agonizante y, al llegar junto a él, le coloca a éste el Santo vestido,
recién concedido por la Santísima Virgen. El hombre moribundo, se convierte,
pide confesión y San Simón le da la absolución y muere.
Moribundo
no católico
Cierto día le
llevaron a San Stock a un anciano moribundo, quien, al recobrar el
conocimiento, le dijo al santo que no era católico, que usaba el escapulario
como promesa a sus amigos y rezaba una Ave María diariamente.
Antes de morir
recibió el Bautismo y la Unción de los enfermos.
Fue visto en una aparición de Fátima
Lucía, la
vidente de la Virgen de Fátima, reportó que en la última aparición (octubre de
1917) María se apareció con el hábito carmelita y el escapulario en la mano, y
recordó que sus verdaderos hijos lo llevan con reverencia. Asimismo pidió que
los que se consagren a Ella lo usen como signo de dicha consagración.
El escapulario que no se dañó
El Beato Papa
Gregorio X fue enterrado con su escapulario, y 600 años después, cuando
abrieron su tumba, el objeto estaba intacto. Algo similar pasó con San Alfonso
María de Ligorio.
Santa Maria del Monte Carmelo, ruega e intercede por nosotros. Amén
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