Danos, Señor los dones que necesitamos. Envíanos tu Santo Espíritu y todo será creado:
Espíritu de Sabiduría que, a semejanza del fuego, destruís en
los corazones de los hombres toda la escoria de las terrenas afecciones, como
destruiste en los corazones de los apóstoles, sus antiguas imperfecciones, dignaos
destruir en los nuestros los afectos menos Santos que predominan, a fin de que
en adelante no tengamos otro deseo que el de ser más fervorosos en vuestro santo
servicio. Gloria.
Espíritu de inteligencia que ilumina las mentes más cerradas, para
llenarlas de celestes. conocimientos, disipad por piedad, todas las tinieblas
en las que nos encontramos sumidos, haciéndonos conocer con claridad todas las
cosas, especialmente la sublimidad y excelencia de los divinos misterios;
concedernos la gracia de alejar toda duda contra la fe y de estar siempre
dispuestos a defenderla y glorificarla. Gloria.
Espíritu de Consejo, de quien sólo debemos obtener las luces
indispensables para librarnos de toda perplejidad y aplicarnos al trabajo más
útil y seguro. Sed vos, el director de nuestra alma, a fin de que, en nuestras
determinaciones, no tengamos otra mira que el cumplimiento perfecto de vuestra
soberana voluntad, a la cual nos unimos desde ahora para no separarnos más. Gloria.
Espíritu de Fortaleza por el cual sólo se triunfa de las pompas del
mundo, de los halagos de la carne y de las sugestiones del demonio, como
fortaleciste a todos los mártires del cristianismo ante los más crueles
suplicios, concedednos a todos nosotros la gracia de alcanzar siempre la
victoria completa contra nuestros enemigos, despreciando continuamente los
respetos humanos para no gloriarnos más que de Nuestro Señor Jesucristo. Gloria.
Espíritu de Ciencia, por la cual sólo se conoce la vanidad de
los humanos conocimientos, alumbrar nuestra mente de aquella ciencia de toda Divina
que se llama Ciencia de los Santos, a fin de que conozcamos nuestros pecados
para detestarlos, nuestros defectos para corregirlos, las vanidades de la
tierra para despreciarlas y las grandezas del cielo para desearlas
continuamente. Gloria.
Espíritu de Piedad, solamente por el cual de todos los fieles se
forma un solo corazón y una sola y un sola al y un alma sola, siendo una
delicia común los ejercicios de devoción cristiana y de cristiana misericordia,
concédenos a todos nosotros la gracia de amar siempre de todo corazón a
nuestros hermanos y de conservarnos siempre solícitos a practicar todos
aquellos ejercicios de piedad que caracterizan al hombre muerto al mundo y vivo
solamente para Dios. Gloria.
Espíritu de Santo temor de Dios, por el cual no solamente se teme sobre
esta tierra otro desprecio que el de Dios, por lo tanto, no se estima otro bien
que su gracia, ni se huye otro mal que el pecado, no permitáis jamás que por
cualquier temor humano abandonemos el camino de La Santidad: antes bien, volvednos
tan valientes de mantenernos constantemente firmes contra todos los furores del
mundo y trabajar cada vez más fervorosamente por nuestra eterna salvación. Gloria.
Oración
Venid, oh Divino Espíritu consolador de las almas afligidas, alegría de los
corazones y alivio en las tribulaciones. Venid, oh Santificador de los
pecadores, maestro de los hombres, Padre de los huérfanos, fortaleza de los
débiles y refugio de los pobres.
Penetrad en lo más íntimo de mi espíritu con el vigor de vuestra gracia.
Sostened mi flaqueza con vuestro potente brazo. Inflamad con vuestro
Santísimo fuego mi tibieza.
Herid mi corazón con un dardo de vuestra suavísima caridad.
Hacedme gustar una gota de vuestras celestes dulzuras, a fin de que en
adelante aborrezca todo placer sensual y pueda solamente gozar de los deleites
del Espíritu. Así sea. Gloria.
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