
Quien me sigue no
anda en tinieblas, dice el señor. Con estas palabras nos amonesta, Cristo a
imitar su vida y obras si queremos vernos iluminados y libres de toda ceguera
de corazón… Por eso, quien desee entender y gustar plenamente la doctrina de
Cristo, es necesario que se esfuerce en ajustar a ella su vida.
¿Porque qué te
aprovecha disertar con profundidad sobre la Trinidad, si careces de humildad,
sin la cual desagradas a esa misma Trinidad? Verdaderamente las palabras
sublimes no hacen al hombre Santo NI justo. En cambio, una vida virtuosa le
hace amigo de Dios.
…La verdadera
sabiduría consiste en llegar al cielo despreciando El Mundo, por lo tanto,
vanidad es buscar las riquezas caducas de este mundo y confiar en ellas.
Vanidad es andar tras los honores y altos empleos. Vanidad, es acceder a los
deseos de la carne por los que hemos de ser después gravemente castigados.
Vanidad, es desear una larga vida sin cuidar que sea buena. Vanidad es cuidar
solamente de esta vida y no acordarse de la futura. Vanidad es, finalmente,
amar lo que pasa con tanta rapidez y no correr presurosos a donde el Gozo es
perpetuo.
Acuérdate con
frecuencia de aquel adagio: “ni el ojo se cansa de ver ni el oído de oír.”
Procura puedes apartar tu corazón del amor de las cosas visibles y ocúpate en
el amor de las invisibles, porque los que siguen sus inclinaciones sensuales
manchan su conciencia y pierden la gracia de Dios.
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