Reflexión: Muy bien pagó nuestro Señor Jesucristo los buenos servicios que recibió
de su devotísima santa Marta; la instruyó en las cosas del Reino de Dios,
resucitó a su hermano Lázaro, la hizo una grande santa, la amparó en los
peligros del mar, la llenó de celo apostólico, la hizo fundadora del primer colegio
de santas vírgenes, y la recibió, llena de méritos, en el palacio de su gloria.
Y nosotros ¿a qué pensamos servir sino a Jesucristo, porque los que sirven
al mundo no sacan otra recompensa que funestos desengaños en la vida, angustias
en la muerte y tormentos en la eternidad?
Oración: Oh Dios, salud y vida nuestra, dígnate oir nuestras súplicas, para
que así como la fiesta de tu bienaventurada virgen santa Marta nos llena de espiritual
alegría, así también nos alcance una piadosa devoción. Por JCNS. Amén
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