El pueblo cristiano, movido de un
certero instinto sobrenatural, reconoció siempre la regia dignidad de la “Madre
del Rey de los reyes y Señor de los señores”.
Al ser Madre de Dios, María se ve
adornada por Él, con todas las Gracias y títulos más nobles. Fue constituida
Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de los ángeles.
Es tan Reina poderosa, como madre
cariñosa, asociada a ella se halla a la obra redentora y a la consiguiente mediación
y distribución de las gracias.
Agradecemos la institución de
esta fiesta por el Papa Pio XII (11 de octubre de 1954)
(Misal diario Gaspar Lefebvre,
1958)
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